El cuerpo en que nací
Escrito por Pablo Casas Ortega
Desde el momento en que se encienden las luces del escenario somos transportados a un universo surrealista donde los límites del cuerpo y de la mente se desdibujan. La escenografía minimalista y sugerente, combinada con una iluminación meticulosa, crean un ambiente enigmático que envuelve al espectador y lo sumerge en una atmósfera única.
¿Existe la construcción del otro desde el uno, desde el individuo?, ¿Qué es el individuo?, ¿el hombre es solo carne?, ¿El cuerpo es una construcción social? ¿Es, solamente, un recipiente del alma?, ¿Qué es el cuerpo?
Estas y otras preguntas son parte fundamental de la novela de Guadalupe Nettel, novela que podría leerse en claves de un estudio sociológico, o de un ensayo filosófico. Y que ha servido de inspiración para muchos trabajos académicos.
Aunque, en esta ocasión no es nuestro objetivo principal hablar sobre la novela, la obra de Nettel nos sirve de pretexto para acercarnos a la historia de Guadalupe.
Guadalupe es una mujer que nace por ahí de los años 70´, con una mancha en el rostro y debilidad visual.
Lo cual le obliga a llevar un parche, “como de pirata” , para entrenar su ojo y compensar su condición de nacimiento.
En la dura tarea de moldear su cuerpo, Guadalupe se va moldeado también su entorno, pues ella es capaz de ver y, construir, el mundo que conoce desde la mitad que le es posible observar.
A raíz de ello, encuentra una capacidad única de ver la marginalidad, de observar esos detalles que a los ojos de los otros carecen de importancia.
No es de extrañar, entonces, que encuentre afinidad en los seres marginados, en aquellos que los otros desprecian o simplemente no miran, díganse cucarachas o insectos o “insectos” sociales. Como tampoco es de extrañar que ella misma se considere un “outsider” y adopte esa forma para “protegerse” de el ambiente hostil que le rodea, que nos rodea.
En el corazón de la obra yace una profunda exploración de temas universales como la búsqueda de la identidad, el deseo de conexión humana y la lucha por encontrar un sentido de pertenencia en un mundo en constante cambio. A través de las experiencias individuales de Guadalupe, la obra nos invita a reflexionar sobre nuestras propias vidas y experiencias, resonando con nosotros en un nivel emocional y espiritual.
La puesta que se presenta en el Foro Lucerna, corre bajo la dirección de Benjamín Cann, y las actuaciones de María Perroni Garza (Guadalupe joven), quien sorprende con su carisma y soltura escénica; Paulina Treviño (Guadalupe adulta) quién denota una madurez escénica formidable, sensual, atractiva y reflexiva; Paulina alterna con Tamara Vallarta (Guadalupe adulta). En esta ocasión no tuvimos la oportunidad de verle a ella en el papel de Lupita, ¡Pero no importa! Ya que, sería un buen motivo para -ya con la novela leída-, regresar y volver a vivir esta maravillosa puesta en escena.
En conclusión, «El cuerpo en que nací» es una obra de teatro que trasciende los límites del escenario para convertirse en una experiencia transformadora para el espectador. Con una combinación única de poesía, profundidad emocional y reflexión filosófica, esta obra nos recuerda la belleza y la complejidad de la condición humana, dejándonos con una sensación de asombro y admiración duraderos.
Esta obra se estará presentando en el Teatro Milán-Foro Lucerna, ubicado en calle Lucerna 64, esquina con Milán, Colonia Juárez, alcaldía Cuauhtémoc (por si van a pie, muy cerca de metro Cuauhtémoc), todos los fines de semana del mes de mayo y hasta el 16 de junio.
Sinceramente es una obra que deja al espectador con un inmenso de deseo de repetir la experiencia y de incluso buscar la obra escrita en la cual está basada. Ahora mismo, yo, estoy buscando hacerme del libro del cual se basa el presente trabajo actoral, y con ganas inmensas de una vez leído el texto volver a ver la obra.
Y ustedes Silver Geek cuentéenme ¿Tienen alguna anécdota respecto a cómo han podido reconciliarse o pelearse con el cuerpo con que nacieron?
Espero sus comentarios y hasta la próxima.