Mr. Nobody Against Putin | Reseña

Escrita por Danieska Espinosa

La guerra que también destruye la infancia.

Entre las múltiples representaciones mediáticas de la guerra, pocas logran transmitir el terror sin mostrar una sola bala. Mr. Nobody Against Putin, documental presentado en el Festival Sundance film festival en Cinépolis, es una de esas obras que prescinden de los campos de batalla para enfocar su mirada en las ruinas invisibles: las que se instalan en los hogares, los recuerdos y, especialmente, en las infancias. La mirada del documental es profundamente íntima porque quien filma no es un observador externo. Pasha Talankin, uno de los directores, forma parte del personal de una escuela en Rusia, y desde ahí documenta cómo el conflicto va infiltrándose en la vida cotidiana de niños, padres y docentes.

Su cámara no solo graba; acompaña, escucha, se involucra. No hay artificio: lo que vemos es la vida misma siendo modificada por el miedo, la censura y la pérdida. David Borenstein, como codirector, se suma al proyecto para fortalecerlo narrativamente, pero es Talankin quien sostiene la columna vertebral emocional de esta historia, desde adentro, con el valor de quien arriesga su entorno personal por mostrar una verdad.Mr. Nobody Against Putin se posiciona sin ambigüedades: es una declaración frontal contra el régimen autoritario de Vladimir Putin y contra las consecuencias humanas del conflicto ruso-ucraniano.

Talankin no se oculta; su postura antiguerra es tan explícita como necesaria. Y lo hace sin propaganda, simplemente mostrando lo que está pasando, sobre todo en los espacios que rara vez son noticia: las escuelas, los patios, los comedores, las salas familiares. El foco del documental está en la infancia. Los niños no empuñan armas, pero son igualmente víctimas. Lo que duele, lo que sacude, es que sin mostrar disparos ni cuerpos, la guerra se vuelve palpable. Se manifiesta en los dibujos de los niños, en las palabras que ya no pueden decirse en voz alta, en los silencios que ocupan el lugar de la risa.

La crudeza de la película no es visual, sino emocional: duele ver cómo la guerra interrumpe el crecimiento, la inocencia y la rutina. Presentado en Sundance Film Festival, este documental llega a una audiencia que suele mirar los conflictos bélicos como algo lejano, casi abstracto. Pero Talankin nos obliga a acercarnos, a mirar el rostro de los niños rusos atrapados entre el adoctrinamiento y la resistencia silenciosa. Niños que intentan seguir estudiando, jugando, viviendo… mientras el país en el que nacieron se convierte en una jaula.

Mr. Nobody Against Putin es una obra profundamente emotiva. No busca manipular con recursos dramáticos: su fuerza está en la sinceridad con la que está filmada. Se convierte en una suerte de cronista invisible que, al estar dentro del sistema educativo, logra mostrar con una naturalidad inquietante cómo la guerra penetra en cada rincón, incluso en los espacios que deberían estar protegidos del conflicto. Este no es solo un documental: es un testimonio urgente. Una denuncia silenciosa, poderosa, que nos recuerda que la guerra no solo ocurre en el frente, sino también en las aulas, en los patios de recreo y en los corazones de quienes apenas comienzan a entender el mundo.Y es ahí donde más daño hace.

Amar es compartir (:

Publicaciones Similares

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *